−Papá, ¿podré leer todos los libros que quiera?
−Por supuesto, hijo −me contestó en tono burlón−, podrás leerte todos los libros, si te da tiempo.
Nos montamos en el coche, y llegamos enseguida. Entramos en las oficinas, y nos acomodamos. Mi padre se quedó dormido en un santiamén. Yo cogí un libro y me pude a leer. De repente, sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, me giré y apareció una imagen que me heló la sangre. Había un ser que no era de este mundo, me miró con unos ojos relampagueantes y me habló con voz cavernosa:
−¿Quién eres tú? ¿Por qué estás aquí?
−So…so...soy Arturo −tartamudeé−, el hijo del encargado de la biblioteca, y tú, ¿quién eres?
−Soy Dante, el guardián de los libros, y voy por todo el mundo cuidando de que los libros sean tratados como se merecen. Por desgracia, hay muchas personas que no los respetan.
De pronto, dejé de tener miedo y sentí la tranquilidad y la paz en sus ojos, que antes me parecieron aterradores. Lo invité a sentarse a mi lado. Le conté cuáles eran mis gustos y me trajo varios libros que me dijo que me encantarían: El príncipe de la niebla, Marina, y La casa de los espíritus, entre otros. Los leímos juntos.
Cuando llegó el amanecer, miré a mi lado, pero Dante ya no estaba. Aquel espíritu, o lo que fuera, se había marchado, pero me había dejado un montón de consejos para ser un buen lector y un mejor amigo de los libros.
Unos minutos después de la marcha de Dante, mi padre despertó, y me preguntó si había visto o escuchado algo extraño. Yo le contesté, por supuesto, que no.
Nunca le estaré lo suficientemente agradecido.
DANTE
No hay comentarios:
Publicar un comentario