Todo este tiempo millones de niñas de todo el mundo han disfrutado cambiándome la ropa según la moda, día y noche sin parar; tirándome del pelo para peinármelo; acostándome ylevantándome de noche y de día con ellas; poniéndome collares muy pesados y catetos y zapatos de tacón muy altos e incómodos. Además en algunas ocasiones me hacían vivir en alguna casa de plástico y compartir mi vida con el pijo de Kent.
Nunca nadie me preguntó si todas esas cosas me gustaban. Sin embargo, yo me sentía humillada y harta de que me manipularan. Así que he pensado quedarme aquí a vivir en la letra B y tener vida propia, sentarme en un banco bajo un boj, en cualquier barrio de Barcelona y tomar un batido con Blancanieves.
No hay comentarios:
Publicar un comentario