Érase una vez un niño, llamado Luis, que con frecuencia iba a casa de su amigo Juan para hacer las tareas, jugar,...
Cuando Luis fue un día a casa de su compañero a merendar, habiendo terminado, los dos amigos fueron a la habitación de Juan y empezaron a leer un libro llamado “El Fantasma del cuento”. Trataba de unos amigos que, como ellos, estaban todo el día leyendo y explorando. Continuaron su lectura y vieron que el libro también trataba de misterios, fantasmas etc.
Cuando terminaron, fueron a una casa que estaba abandonada que era igual a la del libro. Se acercaron y observaron, cuando ya estaban a punto de entrar, que se abría la puerta, quedándose ambos con la boca abierta y paralizados. No sabían por qué pero algo les invitaba a no huir.
Los amigos, después de reaccionar, entraron a la casa y vieron que estaba llena de telarañas, esqueletos, tumbas, etc. Contemplaron, así mismo, una enigmática escalera. Se acercaron y decidieron subir por sus viejos escalones.
Cuando subieron oyeron algunos ruidos en una habitación y voces. Los niños se asustaron pero su curiosidad era mayor que el miedo que les avisaba de que debían escapar rápidamente de aquel lugar. Se acercaron y abrieron la puerta y vieron a un fantasma con un libro entre sus manos. Se acercaron sigilosamente hacia el fantasma y comprobaron estupefactos que el libro que estaba leyendo el fantasma era el mismo que ellos habían leído anteriormente.
En aquel momento, no sabían si estaban viviendo un sueño o la realidad, o si ellos mismos eran unos fantasmas. Decidieron escapar y nunca más regresaron a la enigmática casa. En cuanto al libro, intentaron deshacerse de él, pero cada vez que lo intentaban regresaba posteriormente, y sin explicación posible, a la estantería donde Juan lo había guardado siempre...
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