viernes, 17 de abril de 2009

UN MAR DE LIBROS


Era un día normal, el sol resplandecía, alumbrando el mar. Se oía el chocar de las olas contra el barco al unísono del cantar de las gaviotas. Los marineros cantaban y bailaban aclamando a su capitán: Viva el capitán Barba-B!-Decían-¡Viva!.

El capitán Barba-B era un hombre respetado y conocido en las tres islas-libros. Era una persona inculta no leía nada y no sabía ni escribir. Los demás marineros no es que fueran muy sabios, excepto uno. Un tímido muchacho que se encargaba de organizar el sótano. No salía mucho a la cubierta. Se pasaba el día leyendo libros que iba consiguiendo de los poblados por los que pasaba o atracaban. Un buen día dejaron atrás el mar del libro fantasía y llegaron al de aventura. Allí, en ese mar, el agua era cristalina y se podían ver bien las letras que lo formaban. Iban a una isla donde según ponía en el mapa del islote de las hadas, había un gran tesoro. Los marineros cavilaban por conseguir averiguar los acertijos del mapa.

-Un mapa es una imagen donde se señala un camino…-Dijo un marinero-¡Y esto no es un mapa!
-¿A ver?-Pregunto-Mm… si, es un mapa.
-No, no es un mapa –Volvió a decir el marinero-No hay dibujo.
-Pero es que no hace falta dibujo, lo explican con las palabras.
-Bah, tonterías, esto no sirve para nada. No sé por qué lees, es una tontería.-Y diciendo esto dejo caer el ``mapa´´ sobre la cubierta y se marcho.
Él lo cogió y empezó a leer:
``Lee el mar´´ ¿Lee mar?... Enseguida lo comprendió. Corrió hacia la cubierta y vio como las letras del mar formaban:
``Sigue 10 leguas adelante, gira a la derecha y encontraras el tesoro.´´ El timonel estaba zampándose unos bocadillos, así que se arriesgó, sabiendo que se jugaba su puesto y cien latigazos. Manejó el barco hasta el punto indicado por el mapa y encontró un remolino que iba arrastrando el barco. Intentó esquivarlo, pero cada vez estaba más cerca de él. Salió corriendo a avisar al capitán, pero cuando estaba dentro del camarote, avisando a sus superiores, notó las turbulencias y todos se cayeron al suelo. Cuando despertaron salieron del barco y estaban en un mundo diferente. Había dragones y caballeros andantes. Todas esas aventuras provenían de un cofre.

-¡El tesoro!-exclamo un marinero señalando el cofre.
Toda la imaginación de todos los niños del mundo se había concentrado en aquel cofre. El capitán dijo: Bah! Tanto esfuerzo para esta tontería.
Y le dio una patada. El cofre reaccionó con una gran explosión y…
El capitán y todos los marineros se convirtieron en criados de un rey, y ese rey era el muchacho. Se acerco al capitán y le dio un colgante con un libro de oro pequeño.
-¿Cómo, majestad?-se limitó a decir el capitán.
-Ya me lo agradecerás más tarde dijo el muchacho, y se fue.
El capitán no volvió a saber nada más de él, y gracias al colgante aprendió a leer y a escribir...
-¡Que historia tan irreal abuelo!-dijo la niña.
El abuelo cerró el libro del que había leído el cuento y dijo: ¿Tú crees?
La niña se fue y el abuelo se levantó a guardar el libro, y del bolsillo sacó un colgante con un libro de oro pequeño y susurró: Gracias, majestad.

Seudónimo: EROCIO

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