
Era un día normal, el sol resplandecía, alumbrando el mar. Se oía el chocar de las olas contra el barco al unísono del cantar de las gaviotas. Los marineros cantaban y bailaban aclamando a su capitán: Viva el capitán Barba-B!-Decían-¡Viva!.
El capitán Barba-B era un hombre respetado y conocido en las tres islas-libros. Era una persona inculta no leía nada y no sabía ni escribir. Los demás marineros no es que fueran muy sabios, excepto uno. Un tímido muchacho que se encargaba de organizar el sótano. No salía mucho a la cubierta. Se pasaba el día leyendo libros que iba consiguiendo de los poblados por los que pasaba o atracaban. Un buen día dejaron atrás el mar del libro fantasía y llegaron al de aventura. Allí, en ese mar, el agua era cristalina y se podían ver bien las letras que lo formaban. Iban a una isla donde según ponía en el mapa del islote de las hadas, había un gran tesoro. Los marineros cavilaban por conseguir averiguar los acertijos del mapa.
-Un mapa es una imagen donde se señala un camino…-Dijo un marinero-¡Y esto no es un mapa!
-¿A ver?-Pregunto-Mm… si, es un mapa.
-No, no es un mapa –Volvió a decir el marinero-No hay dibujo.
-Pero es que no hace falta dibujo, lo explican con las palabras.
-Bah, tonterías, esto no sirve para nada. No sé por qué lees, es una tontería.-Y diciendo esto dejo caer el ``mapa´´ sobre la cubierta y se marcho.
Él lo cogió y empezó a leer:
``Lee el mar´´ ¿Lee mar?... Enseguida lo comprendió. Corrió hacia la cubierta y vio como las letras del mar formaban:
``Sigue 10 leguas adelante, gira a la derecha y encontraras el tesoro.´´ El timonel estaba zampándose unos bocadillos, así que se arriesgó, sabiendo que se jugaba su puesto y cien latigazos. Manejó el barco hasta el punto indicado por el mapa y encontró un remolino que iba arrastrando el barco. Intentó esquivarlo, pero cada vez estaba más cerca de él. Salió corriendo a avisar al capitán, pero cuando estaba dentro del camarote, avisando a sus superiores, notó las turbulencias y todos se cayeron al suelo. Cuando despertaron salieron del barco y estaban en un mundo diferente. Había dragones y caballeros andantes. Todas esas aventuras provenían de un cofre.
-¡El tesoro!-exclamo un marinero señalando el cofre.
Toda la imaginación de todos los niños del mundo se había concentrado en aquel cofre. El capitán dijo: Bah! Tanto esfuerzo para esta tontería.
Y le dio una patada. El cofre reaccionó con una gran explosión y…
El capitán y todos los marineros se convirtieron en criados de un rey, y ese rey era el muchacho. Se acerco al capitán y le dio un colgante con un libro de oro pequeño.
-¿Cómo, majestad?-se limitó a decir el capitán.
-Ya me lo agradecerás más tarde dijo el muchacho, y se fue.
El capitán no volvió a saber nada más de él, y gracias al colgante aprendió a leer y a escribir...
-¡Que historia tan irreal abuelo!-dijo la niña.
El abuelo cerró el libro del que había leído el cuento y dijo: ¿Tú crees?
La niña se fue y el abuelo se levantó a guardar el libro, y del bolsillo sacó un colgante con un libro de oro pequeño y susurró: Gracias, majestad.
Seudónimo: EROCIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario