Juanito era un niño muy normal, bueno, no tanto, porque a Juanito le dieron un premio porque hablaba MOGOLLÓN, por eso todos los del pueblo le llamaban Juan Periquito. Juan era muy malo y no le gustaba hacer las tareas, pero tenía una gran imaginación.
En “etneuP” había una ley que decía: “No está permitido leer cuentos con el idioma al revés”. Juan pensaba: “¿Qué les importa a ellos si leemos o no?”
Un día de fuerte lluvia, Juanito iba corriendo de camino a su casa cuando de repente oye:
Sí, tú, el pisotón. No hagas caras raras. ¡Estoy por debajo de tu pie!
Entonces Juanito se extrañó mucho y miró debajo de su pie. ¡Era un libro! Entonces Juan lo cogió y se fue pitando para su casa. Cuando llegó le preguntó al libro:
¿Tú que haces aquí? ¿Cómo es que todavía queda un libro con las letras al revés si hace 7 años los quemaron todos?
¡Pues no me ves, “atontao”! Soy el único libro que queda en “etneuP”. ¿A qué es guay?
¿Qué haces aquí? ¿Para que me buscas? –preguntó Juan.
Te he estado observando desde hace mucho tiempo y sé que tienes una gran imaginación. Por eso mi propósito es que entre tú y yo retiremos la ley de prohibición de leer libros –contestó el libro parlanchín.
Pero…
Tú calla y escucha. Mañana haz que todo el mundo venga a leerme. Y cómo verán que tengo historias muy bonitas, se correrá la voz y vendrá hasta el Alcalde y me leerá. Y ¡plas! se quitará esa absurda ley. ¿A qué es fácil?
Así fue cómo en aquel pueblo se retiró la ley y desde entonces todo el mundo podía leer. El libro parlanchín se fue a otros sitios donde no se podía leer cuentos tampoco para acabar con esa ley en todos los lugares. Y colorín colorado si este cuento no te ha gustado…..¡calla la boca!......y di que te ha gustado.
Seudónimo: LA BELLA DURMIENTE
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