Un buen día una niña que pasaba por la biblioteca vio un libro que tenía las pastas muy bonitas.
La niña fue a la biblioteca a ver que libro era ese que tenía las pastas tan bonitas.
Aquel libro inspiró a la niña a leer de nuevo algunos libros, ya que la niña llevaba mucho tiempo sin leer nada.
El libro tenía cierta curiosidad, y … tres hojas rotas, pero… no estaban rotas del todo, así que se lo llevó a su casa para arreglarlo.
Fue tanta la curiosidad, que la niña abrió el libro y empezó a leerlo.
Así, día tras día la niña fue terminando de leer el libro, y le dio mucha pena de dejarlo de nuevo en la biblioteca, porque era tan bonito… que se lo leyó de nuevo.
A la niña le gustaba tanto el libro y llevaba tanto tiempo con él que… ¡descubrió que aquel era un libro parlante!
Ésta le dijo: -¿Cómo que en todo este tiempo no me has dicho antes que eras un libro parlante?-
Él le contesto con voz de asustadizo: -No me atrevía a decirte tal cosa.-
La niña se comprendió, y entonces le dijo: -Te comprendo pequeño libro. Pero tu defecto era solamente que tenías tres hojas rotas y eso no significa nada para que…, como tú comprenderás, nadie te coja de la estantería. El contenido de tu interior es hermoso y ¡ya estás arreglado!
Entonces el libro, dándole la razón, le contestó: -Sí, todo eso es verdad, pero también es verdad que soy un libro muy viejo y por eso no le gusto a nadie-.
-¡No! Eso no es verdad -, le contesto la niña mandándole callar. -Tú eres ahora un libro nuevo, y no hay nada que diga lo contrario.
En ese momento apareció por ahí la madre de la niña.
¡Le rogaba que fuese a la biblioteca a dejar el libro de una vez!
La niña se negó al momento.
Su madre cogió el libro y se marchó con él en la mano, se tumbó en el sofá y comenzó a leer el libro.
A la madre, tanto como a la hija, le encantó el libro.
Desde entonces el libro fue muy feliz, y una vez devuelto a la biblioteca…
¡Toda la gente que pasaba por allí lo cogía!
No hay comentarios:
Publicar un comentario