viernes, 17 de abril de 2009

Matemáticas por la calle.


La profesora estaba enfadada y Miguel no sabía por qué, les había mandado muchas actividades, tantas, que ni siquiera Miguel, el mejor de la clase no sabría como terminarlas para el día siguiente. Cuando llegó a casa no dijo ni hola, puesto que iba derecho a su habitación a hacer los ejercicios, llevaba tanta prisa que se equivocó de libro, cogió el de lengua en vez del de mates. Allí estaban los relatos y poemas, las oraciones, los adjetivos… algo que no le molestaba. Pero no, buscaba las mates, ¡con lo poco que le gustaban!! Por fin lo vio, lo abrió y se llevó la mayor sorpresa de su vida… ¡todas las páginas estaban en blanco!, ¡todo se había fugado!: Problemas, cuentas, polígonos, raíces cuadradas ecuaciones fracciones… no quedaba nada excepto una frase que se repetía en todas las páginas:
``SAL A LA CALLE Y VERAS TUS PROBLEMAS. Y PARA RESOLVER EL NUESTRO TENDRAS QUE UTILIZAR LA DESTREZA Y EL CEREBRO.´´
Efectivamente, cuando salió a la calle todo… polígonos, cuentas, números fracciones… estaban andando por ahí. Se encontró con su amiga Sonia, que también asombrada por ese caos fue corriendo hacia él:
- Hola –se saludaron los dos al unísono-
- ¿Qué ha pasado? Te ha ocurrido lo mismo ¿Verdad?-dijo Sonia-
Entonces una fracción los oyó, se les acercó y se lo explicó todo. Y es que todos, números, fórmulas, figuras…y todo lo que tiene relación con las matemáticas estaban enfadados porque no les hacían caso, no los aplicaban a sus vidas, no se preocupaban de resolverlos bien. Así que ellos habían decidido no dejarles hacer sus tareas. Las matemáticas querían vengarse.
– ¡Esto es lo que faltaba! -decían todos los niños y niñas. ¡Con todos los ejercicios que tenemos que hacer y ahora esto! ¡Vaya complicación!
Decidieron reunirse, gritaron, conversaron y quizá hasta se pelearon. Al final hubo acuerdo: si los niñas/os se proponían resolverlos bien y nunca más los iban a dejar apartados en un rincón de casa u olvidados en un cajón todos volverían de nuevo a su lugar en el libro de matemáticas.
Cuando Miguel llegó a casa y terminó todos los deberes, respiró tranquilo, pensó en que eso solo podría ser un sueño, no era real. Y en verdad, fue un sueño. Se despertó y se acordó de que el libro de mates estaba guardado en un cajón sin uso. Se apresuró a rescatarlo. Sin embargo antes de que abriera el cajón, el libro se lo tragó…

Seudónimo: Eskeko

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