jueves, 16 de abril de 2009

Sandra y el dragón


Hola me llamo Sandra y tengo 12 años. Os voy a contar lo que me pasó una tarde de lluvia que no podía salir a jugar con mi grupo de colegas y me dispuse a jugar con el ordenador, pero se fue la luz.¡ Vaya chasco me llevé!
Estaba enfadada, aburrida y además sola con la única compañía de mi abuela desde que falleció mi abuelo. Era un poco aburrida pero se sentó a mi lado, me dio un beso en la mejilla y me dejó una llave para que subiera al arcón del desván.
Al principio no parecía buena idea ya que allí arriba hacia más frío. Más tarde subí por aquellas escaleras caracoladas que me llevarían a la 3 planta Al llegar arriba del todo, abrí la puerta; el picaporte estaba algo enmohecido por el tiempo. Abrí el arcón y vi un brazalete que tenía una piedra verde brillante y me lo puse en la muñeca. De repente sentí unas ganas tremendas de abrir un pequeño cajón en el que había un antiquísimo libro lo cogí. Me lo lleve a mi cuarto, me dispuse a abrirlo pero no podía. En la pasta vi un simbolito como el colgante que me dio el abuelo antes de morir lo introduje en aquel pequeño hueco y con un click y se abrió. De repente salio un humillo del libro, lo solté sobre mi cama y de él salio un pequeño dinosaurio verde con alas. Se presento ante mí y dijo:
-hola Sandra me llamo Davy y soy un dragón de ...
-¿Un dragón!? Eres muy pequeño.- Sandra hizo un gesto con la mano para indicar el tamaño.
- El tamaño no importa jovencita… con ese brazalete, ese libro y unas palabras mágicas puedes conocer lugares maravillosos, como la era de piedra, el imperio romano, ir a un barco pirata y miles de aventuras más…¿qué me dices ?
-Es fantástico ¿Cómo puedo acceder a esta gran aventura?
- Diciendo esto: “con el poder de este brazalete y mi ingenio, aquí se mete…
- ¿Y que más?, ¿sólo eso?
- Sí, pero el resto lo dices tú. Puedes decir lo que quieras pero ten cuidado con lo que digas porque puede ser desastroso, puedes caer en un lugar equivocado. Piensa lo que vas a decir antes ¿de acuerdo?
- Vale ¿podemos viajar, por favor?
- Lo siento pero tendrá que ser otro día hoy es demasiado tarde.
De repente apareció mi abuela. Había dejado de llover y había vuelto la luz. Me llamaba para cenar. Davy estaba en mi cama muy quieto, parecía un peluche.Cuando mi abuela se fue, Davy me dijo a partir de este día viviremos grandes aventuras.

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