jueves, 16 de abril de 2009

LA REBELIÓN DE LOS LIBROS


Yo descansaba en la biblioteca mientras las horas transcurrían en ella. La tenue luz que se filtraba a través de las ventanas, envolvía la habitación con el velo de misterio tan característico de la tarde, el ambiente era sombrío, la habitación en penumbra hacía presagiar que algún suceso trágico estaba a punto de acontecer.
La espléndida estancia poseía unas pocas mesas de roble envejecido por el tiempo, en las que algunos diminutos intrusos habían comenzado a perforar, formando pequeños orificios casi alineados.
Paseé mi mirada lánguida por aquellos estantes llenos de grandes obras que el tiempo y el desuso habían cubierto con el polvo del olvido. Desde donde me encontraba podía divisar las obras completas de Julio Verne ¡Oh! ¡Allí arriba! ¡Sí! ¡Podía alcanzar con mi mirada toda la literatura clásica! Podía ver a Calderón de la Barca, Lope de Vega y Cervantes que andaban entremezclados con autores de la Generación del 98 y del 27. Incluso los Cuentos y Leyendas de Bécquer asomaban por una esquina. Todos estaban allí, ¡cuántos momentos vividos junto a ellos!, ¡cuántos ratos de inspiración!, ¡cuántas lágrimas aspiradas!, ¡cuántas sonrisas ocultas y cuántos deseos cumplidos!.
¡Ah!- Pensé con tristeza- Este mundo cada día está más mecanizado y fijando mi mirada en mis viejos compañeros, los libros, recordé con añoranza que cada uno de ellos hacía descubrir sensaciones nuevas, permitiendo experimentar el fracaso, el odio, la angustia y el miedo a su lector desde la seguridad de su sillón. Eran capaces de sacar lo mejor de cada uno, aquellos valores olvidados del ayer, la caballerosidad, la honestidad, la galantería, el respeto ¿la educación?.
¡Basta!- grité- ¡No permitiré que nos envuelva este halo de amargura y de tragedia!. ¡Lucharemos unidos!. ¡Cervantes, danos tú la estrategia, que Lepanto tuvo que ser buena escuela!. ¡Santa Teresa, danos tú la espiritualidad para alcanzar nuestro objetivo!. ¡Camilo José Cela, famoso fuiste por tu desparpajo, danos tú el don de la palabra y la valentía!. ¡Lorca, envuélvenos tú con tu poesía y danos la fuerza necesaria para saber morir de pie y gritando que seguimos siendo importantes!, recuérdanos que es más placentero, perderse en un sillón con un libro en las manos, que permanecer impasible ante la pantalla de un ordenador. ¡Ganemos esta batalla a la deshumanización!
¡Gritad!, ¡Gritad!, ¡Gritad todos! ¡Libros gritad!
La noche cayó sobre la enmudecida biblioteca, la puerta se abrió y unas manos me sujetaron, acariciando mi piel. Mi esperanza reapareció imperiosa y mi corazón latió con fuerza en mi pecho rebosante de alegría, la alegría de una batalla ganada por un alma encerrada en un corazón y un pecho de papel, porque al fin y al cabo queridos amigos…… los libros tenemos alma que expresamos con la sangre de nuestras letras y aunque nuestros gritos no se puedan percibir por oído humano, nuestras ideas anidan en vuestro ser y os acaban construyendo como personas; pero si alguien os pregunta diréis que tan solo somos eso….. un LIBRO.


Seudónimo: Aurora Campoamor

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